Hoy empezamos el día en nuestro hotel en Tokio a las 6.30 de la mañana y nada más levantarnos empezamos a notar que el cuerpo ya empieza a estar resentido de estos madrugones que nos estamos metiendo desde que empezamos el viaje por libre a Japón.
Seguimos en Tokio y la verdad es que por mucho que lo intentemos y por muchas ganas que tengamos, el cuerpo parece que nos pide un “descansito”…pero está claro que con los días que nos quedan y la de cosas que aún tenemos por conocer, no vamos a dárselo. Ese descanso ya llegará cuando lleguemos a casa.
Salimos a las 7.30 de nuestro hotel en Tokio, el Hotel Horidome Villa, para desayunar y vemos que la mayoría de las cafeterías abren estos días de inicio de año más tarde o incluso algunas están de vacaciones hasta el día 5 de Enero.
Nuestro planning de hoy en Tokio era ir a Asakusa y suerte que hemos preguntado en el hotel antes de ir, porque nos han dicho que las tiendas no abren hasta el día 5.
Así que cambiamos el plan de hoy y cogemos nuestra habitual línea de metro, que entra en el JRP de 14 días, para ir hasta la Estación de Tokio, con la idea de desayunar y después ir hacia el Palacio Imperial de Tokio, en el que hoy es un gran día: es uno de los dos días en los que la familia real nipona sale a saludar desde los balcones del Palacio Imperial.
Recuerda que en caso de que no tengas el JRP o quieras coger alguna de las líneas que no están incluidas en este, si no quieres preocuparte por nada y llevarlo directamente, te recomendamos reservarlo el bono de metro aquí.
Cuando salimos de la Estación de Tokio, volvemos a ver la escena de hace unos días en, la gente corre por los pasillo, pero sin tan siquiera rozarse unos con otros, para no perder sus trenes.
Como tenemos que salir para buscar algo para desayunar aprovechamos para pasear por la zona y hacer fotos de la Estación de Tokio y los edificios de alrededor que son impresionantes tanto en arquitectura como en altura.
La Estación de Tokio fue terminada en 1914 y está catalogada como patrimonio cultural importante.
Seguimos sin encontrar nada para desayunar, así que decidimos acercarnos a la zona del Palacio Imperial de Tokio, pensando que nos sería fácil acercarnos hasta la zona donde sale la familia real.
Pero nada más llegar a los alrededores, entendemos que no va a ser tarea fácil hacer eso.
Está a reventar de gente haciendo cola para poder pasar a algún lugar, que intuimos es ver a la familia real.
Y nosotros que pensábamos que no habría gente y que sería muy fácil acceder al Palacio Imperial de Tokio! Está claro que hemos sido muy ingenuos con este tema.
Imposible acercarse al Palacio Imperial de Tokio sin hacer la cola que tenemos enfrente y encima estamos aún sin desayunar porque en esta zona no hay nada abierto.
Así que desistimos de hacer la visita al Palacio Imperial de Tokio y nos vamos bordeando el palacio para llegar al Foro de Tokio que también vemos que hoy está cerrado.
Está claro que la mañana del día 2 de enero no está siendo nada productiva en cuanto a visitas y la verdad es que eso no está chafando un poco los ánimos, así que decidimos dejar de dar vueltas y irnos hacia la zona de la Estación de Tokio, para buscar un sitio donde desayunar tranquilamente y esperar que cambie nuestra suerte 😉
Después de un buen rato andando nos encontramos con un Starbucks y quien somos nosotros para negarnos a entrar??
Pedimos, como hacíamos en los ya lejanos días que visitamos Kyoto, dos cinnamon rolls calientes y dos cafés por 1240 yenes.
Estamos un buen rato cargando energía y después de darle varias vueltas a la planificación de visitas en Tokio, decidimos que lo mejor que podemos hacer es ir hacia la zona de Ginza.
Pero nuestra mala orientación nos hace equivocarnos de línea de metro, algo que descubrimos después de un rato, así que toca retroceder y adivinad dónde vamos a parar? Al interior del Foro Internacional de Tokio!
Si es que como ya hemos comentado en varias ocasiones, en el subsuelo de cada ciudad japonesa, hay otra ciudad.
Hacemos una medio-visita al Foro Internacional de Tokio ya que estamos aquí, y nos perdemos un poco por sus instalaciones.
El Foro Internacional de Tokio es un complejo cultural donde se celebran exposiciones, conciertos…etc. Su atrio de vidrio, de diseño futurista es único.
Después de este kit-kat, miramos el GPS y decidimos ir andando hasta Ginza, ya que sólo tenemos 1.4 km hasta la zona a la que queremos llegar.
Y fíjate tú que a veces el GPS también se equivoca y nada más andar 5 minutos empezamos a ver cárteles de Ginza y vemos que ya estamos en el barrio.
Más tranquilos y con los ánimos renovados, empezamos a recorrer la calle principal, cruzandonos con enormes edificios de tiendas de marca, un templo entre rascacielos…
Muchos turistas se sienten atraídos por el Barrio de Ginza, un barrio lleno de establecimientos de lujo.
Seguimos recorriendo la calle principal hasta que llegamos al Teatro Shimbashi, donde nos encontramos con muchísima gente en los alrededores.
El Teatro Shimbashi fue originalmente construido en 1925 en el Barrio de Ginza, principalmente para servir de palco a las actuaciones de baile Azuma Odori de las geishas.
En la actualidad el teatro ofrece representaciones de varios estilos.
Desde aquí estamos a menos de 500 metros de la lonja de pescado más importante del mundo, pero como que hoy está cerrada, ya tenemos marcado el día 5 a primera hora para hacer la visita.
En esta época el día 5 es el primer día del año que abren.
Volvemos sobre nuestros pasos en Barrio de Ginza y llegamos a la intersección donde esta Seiko.
La intersección de Ginza Yonchome es la que está entre las calles Chuo y Harumi. Aquí encontramos ejemplos de la arquitectura representativa del Barrio de Ginza, incluyendo los grandes almacenes Mitsukoshi y la torre del reloj Wako.
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Desde aquí vamos al Centro Sony donde hacemos una breve visita, donde nos dan hasta una guía del edificio!
Este tipo de visitas, al menos para nosotros no son para nada imprescindibles, pero considerando que hoy tenemos un día un poco raro, por estar muchas cosas cerradas, preferimos tomárnoslo con calma y ir paseando y disfrutar de “ver la vida pasar”.
Y desde aquí, en Ginza, nos toca cambiar de tercios en las visitas.
Así que volvemos al metro de Tokio y nos vamos hasta Yoyogi para ver como está el ambiente hoy.
Pero antes pasamos por Takeshita Dori donde estuvimos el otro día y comprobamos que sigue igual de repleto de gente que le otro día.
Tokio nos está resultando una ciudad difícil de abarcar por las distancias y aunque el metro es muy efectivo, las distancias son enormes, por lo que una mala planificación en las visitas o encontrarte con cosas cerradas, como nos está pasando a nosotros, puede convertirse en un pequeño “suplicio”.
La verdad es que pese a que Tokio es una ciudad «imprescindible», que hay que conocer sin dudarlo ni un momento, para nosotros, al menos hasta este momento, está siendo la parte más prescindible del viaje, aunque pueda sonar un tanto extraño…
Será que no somos animales de asfalto? 😉
Llegamos a Yoyogi pasadas las 12 de la mañana con una temperatura excelente y un sol que anima a cualquiera, incluidos nosotros hoy que estamos un poco desanimados.
Está clarísimo que si queríamos animarnos hemos dado en el clavo viniendo hasta aquí.
No podía haber más gente de la que hay en la calle, creando un ambiente muy animado.
Nos vamos directos al Parque Yoyogi y nos encontramos con muchísima gente disfrutando de sus hobbies o simplemente paseando…
Visto lo visto, dejamos apuntado el Parque Yoyogi, donde volveremos el domingo para mezclarnos entre las lolitas y los rockabillies que hemos leído se instalan aquí los fines de semana.
Estamos en el Parque Yoyogi hasta pasadas la 1 del mediodía y desde aquí vamos a buscar un sitio donde comer en la zona.
Pero al ser primeros de año, el Templo Meiji Jingu está llenísimo de gente y la calle Takeshita está igualmente imposible, por lo que los sitios que encontramos donde poder comer, tienen unas colas que desesperan a cualquiera.
Toca tomar una decisión rápida, así que cogemos el metro y nos vamos hasta Shibuya donde vamos directos a comer sushi en la misma cadena donde estuvimos ayer.
Será esto una adicción? Posiblemente!!
Como hicimos anoche nos hemos puesto las botas. Tanto es así, que Roger tiene que dejar una pieza de lo que ha pedido porque ya no puede más!!
Todo por 4391 yenes. Más caro de lo que solemos gastar, pero económico si pensamos en todo lo que hemos comido.
Después de esta magnífica comida, volvemos al metro de Shibuya y vamos hasta Hamamatsucho con la línea Yanamote.
Durante la comida hemos vuelto a rehacer un poco el planning que teníamos para esta tarde en Tokio y la idea ahora es pasar la tarde en el barrio Shiodome y al atardecer subir a la Torre de Tokio.
Llegamos en menos de 10 minutos y ya vemos en el horizonte la famosa silueta de la Torre de Tokio, pero antes paramos a tomar un café y un capuchino por 560 yenes.
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Desde que llegamos a Tokio la verdad es que vamos parando a menudo, algo a lo que no estamos demasiado acostumbrados en nuestros viajes ya que normalmente siempre llevamos un rítmo alto de viaje.
Pero hoy especialmente estamos muy cansados. Tokio nos está matando poco a poco 😉
Después de este break vamos directos al Templo Zozogi que está al lado y muestra una curiosas vistas con la Torre de Tokio detrás.
El Templo Zozogi es un templo donde se reza por el difunto Tokugawa Ieyasu, fundador del gobierno Edo.
Sea la hora que sea y estemos en el sitio que estemos, está clarísimo que estos días en Japón está todo el mundo en la calle.
Si que es cierto que todo está muy animado y es una gran oportunidad ver la ciudad así, pero tampoco vamos a negar, que después de 2 días cruzándonos con cientos de personas allá donde vamos, nos tiene un poco “alterados”.
Y aquí, emocionados con la visita al Templo Zozogi, sin darnos cuenta los minutos pasan volando y es casi la hora del atardecer, por lo que ahora nos toca correr hasta la Torre de Tokio en la que como no podía ser de otra manera…hay una cola tremenda! 😉
Pagamos los 820 yenes cada uno y toca hacer un buen rato de cola, por lo que ver el atardecer desde la Torre de Tokio ya lo damos por perdido, así que tendremos que conformarnos con el anochecer.
Después de 20 minutos de cola subimos por el ascensor y ríete tú de las colas que había abajo. Está todo el mundo arriba y parece que nadie haya bajado aún.
Eso sí, merece la pena la cola y la multitud de gente que hay. Las vistas desde la Torre de Tokio son increíbles.
La Torre de Tokio fue construida en 1958 y tiene 333 metros de altura.
Se puede disfrutar de una vista de toda la ciudad de Tokyo desde el observatorio de 150 metros y desde el observatorio especial más alto de 250 metros.
Después de un buen rato disfrutando de unas vistas de Tokio increíbles, volvemos al Templo Zozogi, donde poder disfrutar de unas vistas excepcionales al caer la noche.
Otra de las visitas que teníamos planeadas para hoy era el Barrio Shinjuku y viendo que aún es pronto, decidimos ir hasta la estación Shin-okubo, desde donde empezaremos a recorrer el Barrio coreano de Tokio.
Paseamos durante más de media hora y vemos la gran diferencia que hay con el resto de Tokio.
Desde aquí vamos bajando hasta llegar a Kabukicho, donde empezamos a visitar la famosa zona de los hoteles del amor en Tokio.
No nos preguntéis porqué pero desde que nos adentramos en sus calles, nos recuerda a Las Vegas, salvando todas las distancias. La verdad es que viendo los precios que tienen, pensamos que no sería una opción descabezada el pensar en este tipo de hotel en Tokio para alojarse unos días.
Seguimos bajando hasta llegar al Barrio Rojo, donde ya nos encontramos con los negocios para mayores de 18 años.
En esta zona la verdad es que no estamos mucho tiempo, ya que no nos llama demasiado la atención y nuestro cuerpo también empieza a pedirnos un descanso.
Así que damos una vuelta por la zona y pasamos directamente, casi sin darnos cuenta, a la zona de entretenimiento del Barrio Shinjuku, el Times Square japonés, donde seguimos paseando y perdiéndonos por la multitud de calles y negocios que hay en la zona.
En Tokio una de las asignaturas obligatorias es la de pasear y perderse por las calles.
Desde aquí nos acercamos al Barrio de la Electrónica, donde aprovechamos para hacer algunas pequeñas compras.
De camino pasamos por la calle Mosaic con una iluminación espectacular de Navidad y unas tiendas que nos parecen todo un acierto.
Aprovechamos para comprar una funda para el móvil (salió nuestra vena consumista) y siendo ya más de las 9 de la noche entramos en uno de los muchísimos Centros Comerciales de la zona, donde en la octava planta entramos en un local de okonomiyaki.
Pedimos de entrante unas gyozas y un okonomiyaki de atún para compartir, más agua por 2300 yenes.
Lo que nos ha gustado muchísimo, a parte de la comida, es que te los puedes preparar tú mismo, algo que vemos están haciendo mucha gente en las planchas de sus mesas.
Suerte que a nosotros nos han visto cara de novatos y nos han ayudado un poco, al menos con los primeros pasos de la realización.
Una de las cosas que más nos están gustando de viajar en esta época es el poquísimo turismo occidental con el que nos estamos encontrando.
A día de hoy, podemos decir que prácticamente no nos hemos cruzado con nadie y en los restaurantes a los que hemos ido, menos aún.
Después de más de una hora comiendo y disfrutando de una buena sobremesa, decidimos que ya ha llegado el momento de volver a nuestro hotel en Tokio.
Toca volver a coger el metro y recorrer esos metros que nos llevarán de nuevo a “nuestra casa” aquí, el Hotel Horidome Villa.
Hoy soñaremos con un día un “tanto raro”, que finalmente nos ha dejado un buen sabor de boca…